Lectura # 2 - Grado sexto

Los filósofos y su concepto del amor

“La vida oscila, pues, como un péndulo entre el sufrimiento y el tedio”.

–Schopenhauer


Tratar de clasificar los conceptos de amor en una definición que lo contemple en una sola cosa es, en el sentido más estricto de la palabra, una aberración.
Aunque se ha comprobado que se pueden medir los sentimientos, el amor resulta sumamente complejo. Además, el concepto de lo que es, contiene distintas variantes dependiendo los factores de dónde se esté estudiando. Razas y culturas afectan y se deben contemplar cuando se habla de amor; incluyendo sus múltiples definiciones.

El sentimiento ha sido estudiado desde el punto filosófico desde los griegos cuando Aristófanes afirmó que el amor es el sentimiento más grande que tiene el ser humano y que nada se puede comparar con el placer de sentirlo.

Por otro lado, Platón difería de las conclusiones de Aristófanes y reclamaba al amor de poseer al ser humano por sus faltas y no por su voluntad, pues es una condición del ser humano el desear lo que no se tiene, aburrirse cuando se tiene y desecharlo para necesitarlo otra vez. Un círculo vicioso en el que se encuentran la mayoría de las personas en la actualidad.

Otros, difieren con las definiciones dadas en siglos pasados y coinciden en que el amor es un construcción social en la que el individuo necesita amar. Esto no es una decisión que se tome de forma consciente y voluntaria. La misma forma de vida acelerada lo hace querer "disfrutar" los momentos lo más que pueda, aunque realmente no lo haga.

Spinoza tenía una idea que se ubica en medio de las afirmaciones pasadas; el hombre ama porque le causa una alegría, pero dicha alegría viene de un estímulo exterior que lo hace querer más del otro que de uno mismo. Así, el deseo y la pasión con la que ejercemos el derecho de amar sigue siendo un estímulo social, una forma de adaptación con nuestro entorno y nuestros iguales, que nos hace actuar de manera que tal vez nosotros no reconozcamos.

En tiempos de la posmodernidad, el amor es considerado como un acto de validación con el otro. Según Eva Illouz, los estereotipos con los que crecemos son realmente la idea que nos hacemos del amor, haciéndolo un concepto meramente de imagen y aceptación para los demás, en el que no reconocemos el amor propio y sólo aceptamos el de los demás a forma de condición. Ella impone el papel de la mujer en el área social y cómo ellas lo perciben por la educación que han recibido, haciendo de lecturas como Orgullo y prejuicio la referencia necesaria para tratar de explicar y comprender si realmente existe el amor.

Bueno o malo, las conclusiones sobre este complejo diálogo entre la sociedad cambian constantemente como la sociedad en general. Eva explica que la modernidad ha llevado a las sociedades a entenderse y conocerse de forma distinta. El capitalismo nos ha hecho más vulnerables, por lo que la psique se expone más y nuestros mecanismos de defensa ante lo social se activan. Así, nos referimos al amor como un atractivo sexual en el que el compromiso se ve más lejano.

Realmente no existe una respuesta clara sobre si el amor existe o no. Depende de la idea con la que hayamos crecido. Lo que sí es cierto es que la mayoría de las personas se enamora de la idea del amor, es decir, del concepto que les han implantado sobre lo que debe ser el amor y el enamoramiento que no son más que un conjunto de drogas químicas segregadas por nuestro cerebro, las cuales nos hacen actuar y sentir enamorarnos o al menos sentir que amamos una idea que se tenga sobre alguien.

Al final, cada quien construye su idea de amor. La filosofía, psicología e historia, seguirán clasificando al ser humano en distintas vertientes, mientras que él seguirá disfrutando o sufriendo de cualquiera de los conceptos que más le satisfaga. 



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