E, Engels. El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre
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El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre
El trabajo es la fuente de toda riqueza, lo es a la par que la naturaleza que es quien provee al hombre de todos los materiales que el convierte en riqueza, pero el trabajo no es solo eso, el trabajo también ha creado al hombre. Hace muchos años, Vivian una raza de monos antropomorfos, ellos utilizaban sus manos y sus pies para trepar, pero empezaron darse cuenta que las manos tenia funciones distintas a las de los pies al trepar, por eso comenzaron a prescindir de ellas al caminar y así, empezaron a adoptar una posición erecta. Éste fue el paso decisivo del mono al hombre. Los monos que existen hoy en día pueden permanecer en posición erecta pero lo hacen como un recurso circunstancial y con mucha torpeza.
Para nuestros antepasados, la posición erecta primero fue una norma, y luego una necesidad, por eso las manos tenían que ejecutar funciones cada vez más variadas. Aquí es donde se ve la distancia que separa la mano no desarrollada del mono, a la mano del hombre perfeccionada por el TRABAJO durante centenares de años. Para que nuestros antepasados fueran adoptando poco a poco sus manos, tuvieron que hacer en un principio operaciones sencillas, así la mano se hizo libre y podía adquirir cada vez más destreza y habilidad; y esta mayor flexibilidad se transmitió por herencia de generación en generación. Podemos ver entonces que la mano no es solo órgano del trabajo, es producto de él, gracias a éste la mano del hombre ha alcanzado ese grado de perfección que lo ha hecho capaz de dar vida a miles de cosas. Pero la mano no era algo con existencia propia e independiente, era solo un miembro de un organismo entero y lo que beneficiaba la mano, también beneficiaba a todo el cuerpo.
El dominio de la naturaleza que comenzará por el desarrollo de la mano con el trabajo, iba ampliando horizontes al hombre haciéndole descubrir constantemente en los objetos de la naturaleza nuevas propiedades hasta entonces desconocidas, el desarrollo del trabajo tenía que contribuir forzosamente a agrupar aún más a los miembros de una sociedad, para esto surgió la necesidad de que los hombres unos con los otros tuvieran que decirse algo, así a través de la necesidad se crean los órganos, así se da explicación al origen del lenguaje, a partir del trabajo. Primero el trabajo, luego con él la palabra articulada fueron dos estímulos principales para que el cerebro del mono se fuera transformando gradualmente del cerebro humano.
Cuando el hombre se separa definitivamente del mono, este desarrollo no cesa si no que continua, interrumpido incluso a veces por regresiones de carácter, pero avanzado en su conjunto a grandes pasos. A partir de la etapa final entre mono - hombre aparece la sociedad. Lo que más distingue a la sociedad humana, de la manada de monos es el trabajo. Gracias a la alimentación que cada vez fue siendo más variada se comenzaron a crear las condiciones químicas para la transformación de mono en seres humanos. El consumo de carne ofreció al organismo, los ingredientes más esenciales para el metabolismo humano, en cuanto más se alejaba el hombre del reino vegetal, más se elevaba sobre los animales. En donde más se manifiesta la dieta cárnica, es en el cerebro. El consumo de carne significó dos nuevos avances de gran importancia, pues se empezó a usar el fuego, el cual redujo el proceso de digestión, ya que la comida llegaba al organismo medio digerida, y también la domesticación de animales, pues de esta forma se multiplicaron las reservas de carne.
El hombre aprendió también de la misma manera a vivir en cualquier clima, así se extendió por toda la superficie siendo el único animal capaz de hacerlo por iniciativa propia. Estos cambios de clima crearon nuevas necesidades, pues obligaron al hombre a buscar habitación a cubrir su cuerpo para protegerse del frio y de la humedad. Gracias a la cooperación de la mano, del cerebro y del lenguaje, los hombres aprendieron a ejecutar operaciones cada vez más complicadas, a plantearse y a alcanzar objetivos. Así fueron surgiendo nuevas actividades hasta llegar al comercio, de las tribus salieron naciones y estados, se desarrollaron el derecho, la política y con ellos la religión. En la fase temprana de la sociedad, la cabeza que planificaba el trabajo era capaz de obligar a manos ajenas a realizar el trabajo proyectado por ella. El proceso de la civilización fue atribuido a la cabeza, a la actividad del cerebro.
Pero el hombre no toma en cuenta las consecuencias de la producción en la naturaleza y en la naturaleza nada ocurre de forma aislada, cada fenómeno afecta a otro, y es a su vez influenciado por este, pero la influencia duradera de los animales sobre la naturaleza que los rodea es completamente involuntaria y constituye un hecho accidental. Los hombres son conscientes de que la cosecha de lo que destruyen, superara varias veces lo sembrado. El hombre modifica la naturaleza y la obliga así a servirle, la domina. Esta es la diferencia esencial que existe entre animales y hombres y todo viene ser efecto del trabajo. Sin embargo no es de entusiasmo las historias del hombre sobre la naturaleza, después de cada victoria la naturaleza toma su venganza, por eso cada causa tiene su consecuencia, se empieza a alterar el ecosistema como por ejemplo en la tala de árboles se pueden desencadenar una serie de acontecimientos que perjudican al hombre.
Pero no solo la naturaleza tiene consecuencias, también algunas decisiones u objetivos del hombre repercuten de una forma importante en la sociedad, por eso el hombre se vuelve más analítico y tiene mayor control de sus actos. Por eso hace falta una revolución que transforme por completo el modo de producción existente y con él el orden social. Todos los modos de producción que han existido solo buscan el objeto útil del trabajo en su forma más directa e inmediata, por ello los intereses de las clases dominantes se convirtieron en el elemento que empujo la producción. Lo que más interesa son solo los primeros resultados, por eso la riqueza se concentra cada vez más en manos de los que no trabajan la producción dejando a oprimidos a quienes si lo hacen.
E. Engels.
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