Santo Tomás de Aquino

Razón y fe, filosofía y teología

Tomás da comienzo a la Summa contra Gentiles haciendo suyas las palabras de Hilario de Poitiers: «Sé que debo a Dios, como principal deber de mi vida, que todas mis palabras y mis sentidos hablen de Él.» Dios, y no el hombre o el mundo, es el objeto primario de sus reflexiones. Sólo en el contexto de la revelación es posible efectuar un correcto razo­ namiento acerca del hombre y del mundo.

Se ha discutido y aún se discute sobre si en Tomás se da una razón autónoma de la fe, una filosofía distinta de la teología. La respuesta a este interrogante tan reiterado es que en Tomás se dan una razón y una filoso­fía como preambula fidei. La filosofía posee su propia configuración y autonomía, pero no agota todo lo que se puede decir y conocer. Es preciso integrarla con todo lo que contiene la doctrina sagrada acerca de Dios, del hombre y del mundo. La diferencia entre filosofía y teología no reside en el hecho de que una se ocupe de ciertas cosas y la otra se ocupe de otras, porque ambas hablan de Dios, del hombre y del mundo. La diferencia consiste en el hecho de que la primera brinda un conocimiento imperfecto sobre las mismas cosas con respecto a las cuales la teología está en condi­ciones de aclarar aspectos y propiedades específicas, en relación con la salvación eterna. 

«Resulta desconcertante —nos dice Gilson— el hecho de que hombres que sostienen que la gracia puede mejorar moralmente a los hombres, se nieguen a admitir que la revelación pueda mejorar la filosofía en cuanto filosofía. Incluso en la metafísica, entre las doctrinas de Aristóteles y de Tomás ha existido la misma continuidad que se ha dado entre la concep­ ción del mundo anterior a la encarnación de Cristo, y la posterior.» La fe, pues, mejora la razón, al igual que la teología lo hace con respecto a la filosofía. La gracia no substituye la naturaleza, pero la perfecciona. Lo cual significa dos cosas: primero, que la teología rectifica la filosofía, pero no la substituye, al igual que la fe orienta la razón, pero no la elimina. Por lo tanto es necesario elaborar una filosofía correcta para que se haga posible una buena teología. En segundo lugar, la filosofía —en cuanto preambulum fidei— posee una autonomía propia, porque hay que formu­larla con instrumentos y métodos que no se asimilan a los instrumentos y al método de la teología.


La teología no substituye la filosofía

Tomás escribe en la Summa contra Gentiles, a propósito de las verda­des que hacen referencia a Dios: «Existen algunas verdades que superan todos los poderes de la razón humana, por ejemplo, que Dios es uno y trino. Hay otras verdades a las que se puede llegar a través de la razón natural, por ejemplo, que Dios existe, que Dios es uno, y otras semejan­tes.» En otras obras Tomás expone al mismo tiempo verdades naturales y verdades sobrenaturales, pero en este caso los tres primeros libros están dedicados a las verdades que considera accesibles a la razón. En el primer libro, por ejemplo, en el que habla de Dios, no menciona a la Santísima Trinidad; todas las verdades que sólo son conocidas mediante la revela­ ción las recoge en el cuarto libro. 

Es preciso partir de las verdades racionales, porque la razón es la que nos sirve de terreno común: «Es necesario recurrir a la razón, a la que todos deben asentir.» Sobre esta base es posible obtener los primeros resultados universales, porque son racionales, y edificar sobre ellos un razonamiento posterior que sirva para profundizar desde un punto de vista teológico. Discutiendo con los judíos se puede tomar como supuesto común el Antiguo Testamento; para discutir con los herejes se puede apelar a toda la Biblia. No obstante, ¿qué supuesto sirve para hacer posi­ble la discusión con los paganos o gentiles, si no es aquello que tenemos en común, es decir, la razón? 

A este motivo de carácter apologético hay que añadir dos considera­ciones de carácter más general. La razón constituye nuestro rasgo distinti­vo. No utilizar dicha potencia implicaría el abdicar de una exigencia pri­mordial y natural, aunque sea en nombre de una luz superior. Además existe un corpus filosófico —fruto de ese ejercicio racional— que es la filosofía griega, cuyos resultados han sido estimados y utilizados por toda la tradición cristiana. Finalmente Tomás está convencido de que el hom­bre y el mundo, a pesar de su radical dependencia de Dios en el ser y en el obrar, disfrutan de una relativa autonomía, sobre la que debe reflexionar­ se con los instrumentos de la pura razón, poniendo en juego todo el potencial cognoscitivo para responder a la vocación originaria de conocer y dominar el mundo. El saber teológico, pues, no substituye el saber filosófico, ni la fe substituye la razón, porque la fuente de la verdad es sólo una.




Comentarios

  1. Profe gracias por el texto para el resumen,está muy largo

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    1. Profe Expliqueme no entiendo por favor esta demasiado largo 😁

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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